lunes, 22 de noviembre de 2010

Gregory Stock: To upgrade is human

Gregory tiene razón cuando dice que este fenómeno es imparable.
Hay y habrá detractores. La tecnología ira por delante, una vez más, de la ética y de las leyes.
Las capas de la población más poderosas tendrán la tentación de utilizar su privilegiada posición en beneficio propio.

Este si es el momento de que los poderes públicos ejerzan su tutela.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Ray Kurzweil on how technology will transform us | Video on TED.com

Aquí tenemos una tentación realmente potente.
Ray lo sabe hacer muy bien. Estupendamente.
Tan solo la duda de si se cumplirán plazos tan exigentes como los que él predice.

Ray Kurzweil on how technology will transform us Video on TED.com

lunes, 1 de febrero de 2010

Think different



“Es para los locos.
Los inadaptados.
Los rebeldes.
Para los alborotadores.
Las clavijas redondas en los agujeros cuadrados.
Los que ven las cosas de manera diferente.
No les gustan las normas.
Y no tienen ningún respeto por el statu quo.
Puedes citarles, no estar de acuerdo con ellos, puedes glorificar u odiarles.
Pero la única cosa que no puedes hacer es ignorarles.
Por que ellos cambian las cosas.
Empujan a la especie humana hacia adelante.
Y mientras que algunos pueden verles como a unos locos, nosotros vemos genio.

Por que las personas que están lo suficientemente locas como para pensar que pueden cambiar el mundo, son ellos que lo hacen.”

Apple

domingo, 17 de enero de 2010

Cinco desequilibrios





Cinco desequilibrios que hipotecan nuestro futuro

Las perspectivas de la economía española para 2010 no son buenas. Nuestros problemas son muchos, pero se pueden resumir en cinco desequilibrios fundamentales que, sin duda, lastrarán nuestro crecimiento. Y hasta tal punto que impedirán la salida de la crisis durante este año.
El primer desequilibrio es la gran diferencia existente entre la capacidad productiva instalada y la que está siendo utilizada. Falta demanda y hay exceso de oferta. Una situación que genera capacidad productiva ociosa que, al no ser utilizada, se va reduciendo. Es decir, poco a poco se está destruyendo parte del tejido productivo, lo que tiene múltiples manifestaciones: a) sobran oficinas bancarias, b) disminuye el comercio minorista (en el año 2009 se cerraron 40.000 puntos de venta), c) varios sectores (automóvil, muebles, electrodomésticos, material de construcción) carecen de la demanda necesaria para sobrevivir en esta crisis, y d) el mercado de la vivienda tiene más de un millón de viviendas nuevas y otras 300.000 de segunda mano sin vender.

El segundo desequilibrio, íntimamente unido al primero, es el enorme paro existente y también la fuerte destrucción de empleo. En dos años y medio se han destruido dos millones de puestos de trabajo. Efectivamente, en el segundo trimestre de 2007 España daba empleo a 20,5 millones de personas y en este primer trimestre de 2010 el empleo se sitúa alrededor de los 18,5 millones, el mismo nivel que en el primer trimestre de 2005.

Este desequilibrio en el mercado de trabajo supone un gasto público de 35.000 millones de euros al año (un 3,5% del PIB) que contribuye a generar un tercer desequilibrio: un elevado déficit público. Déficit que se sitúa en el 11% del PIB y que se produce por la contracción de la economía (fuerte caída en la recaudación fiscal) y la política de incremento de gasto público improductivo. Como el déficit es insostenible, el Gobierno va a tener que seguir subiendo los impuestos y ajustando el gasto público. De hecho, el Ejecutivo ya está subiendo los impuestos para incrementar los ingresos. Pero, como esta subida no será suficiente, tendrá que reducir el gasto público con el fin de disminuir el déficit fiscal hasta el 3% en los próximos tres años, de acuerdo con los plazos establecidos por la UE.

Este desequilibrio fiscal está produciendo un rápido endeudamiento de las Administraciones Públicas que reduce la solvencia del Reino de España y aumenta la prima de riesgo y, por tanto, el coste de los fondos que tomamos prestados del exterior.

Unos fondos necesarios para financiar el cuarto desequilibrio que sufre España: el déficit de la balanza por cuenta corriente. Un desequilibrio exterior que está provocado fundamentalmente por nuestro déficit comercial, que a su vez muestra la baja competitividad de la economía española. Como compramos en el exterior más de lo que vendemos, necesitamos endeudarnos con el resto del mundo. Para financiar ese déficit exterior (5% del PIB) España está apelando a los mercados financieros internacionales, es decir, se endeuda con el exterior. España está pagando, y tendrá que seguir haciéndolo, todas esas deudas generadas (acumuladas), durante los últimos años. Se trata de una importante posición deudora con respecto al resto del mundo que es más problemática cuando hay mayor restricción del crédito. Ahora las economías más vulnerables son aquéllas que, como España, dependen más de la financiación internacional.

Hasta ahora esa financiación internacional venía favorecida por el crédito superbarato e ilimitado que estaba concediendo el Banco Central Europeo al sistema bancario español. Sin embargo, este año se va a reducir la cantidad de ese crédito, por lo que la banca tendrá que recurrir a otras fuentes de financiación, lo que va a complicar y a encarecer la financiación de la economía.

Y esto nos lleva a un último y quinto desequilibrio que amenaza la salud de la economía española: la diferencia entre el valor contable de bastantes activos que aparecen en el balance del sistema bancario español (cajas de ahorros y bancos comerciales), y el valor de mercado de los mismos. Las pérdidas que va a generar la venta de esos activos o la reducción de su valor en el balance van a generar pérdidas en el sistema bancario, lo que unido al encarecimiento de la financiación va a dificultar la concesión de crédito a las empresas.

España sufre, por tanto, una crisis económica con múltiples manifestaciones: crisis del mercado laboral y de la vivienda, de competitividad, financiera y fiscal. La salida de la recesión pasa por reconocerla y diagnosticarla. Una vez hecho eso, hay que aplicar el tratamiento oportuno, pero de eso nos ocuparemos en otro momento.

RAFAEL PAMPILLÓN
El Mundo
17 Enero 2010